DECÁLOGO DEL AFICIONADO AL CIGARRO PREMIUM #3: Fermentar el tabaco es imprescindible para poder fumarlo
Los pueblos nativos americanos ya cultivaban, curaban y fermentaban el tabaco muchísimo antes de que los europeos llegaran a sus tierras. Desde entonces se sabe que el tabaco curado es todavía un tabaco crudo, lleno de amoniaco e impurezas que deben ser eliminadas en las distintas fases de fermentación, que no es más que el proceso orgánico natural que transforma el tabaco crudo para que pueda ser fumado.
Muchos conocemos la fermentación como un proceso común a los productores de vino y licores para convertir los azúcares de la materia orgánica de la uva en alcohol. En la industria del tabaco, sin embargo, se trata más de una fermentación microbiana que descompone la hoja de forma orgánica mediante el uso de agua, presión y oxígeno. La idea es alterar naturalmente el sabor del tabaco y transformarlo de su estado crudo y amargo a un estado en que, al fumarlo, desprenda un sabor agradable.